viernes, 18 de septiembre de 2009

Sonidos (y vida)

Suena perfecto a abismo infinito,
a eterno vuelo.
Sin pies, sin alas.
Sólo a abismo.

Suena perfecto a viento feroz,
a frío seco.
Sin techos, sin sombreros.
Sólo a viento.

Suena perfecto a vino tinto,
a intenso deleite.
Sin copas, sin velas.
Sólo a vino.

Suena perfecto a tiempo muerto,
a espera infructuosa.
Sin ecos, sin silencios.
Sólo a tiempo.

Suena perfecto a campana aguda,
a hora puntual.
Sin golpes, sin bamboleos.
Sólo a campana.

Suena perfecto a religión fecunda,
a salmo prodigioso.
Sin pecados, sin confesión.
Sólo a religión.

Suena perfecto a océano sereno,
a espuma blanca.
Sin altamar, sin pleamar.
Sólo a océano.

Suena perfecto a letra contínua,
a tinteros agotados.
Sin preguntas, sin respuestas.
Sólo a letra.

Suena perfecto a mate amargo,
a galletas de queso.
Sin sillas, sin termos.
Sólo a mate.

Suena perfecto a negro intenso,
a oscuridad brillante.
Sin rojos, sin azules.
Sólo a negro.

Suena perfecto a mente ingeniosa,
a inteligencia sustancial.
Sin sumas, sin restas.
Sólo a mente.

Suena perfecto a susurro angelical,
a voz hipnótica.
Sin miedos, sin demoras.
Sólo a susurros.

Todo suena perfecto.
A abismos, a vientos,
a vinos, a tiempos,
a campanas, a océanos,
a religiones, a negros,
a mates, a letras,
a mentes, a susurros.

Todo suena perfecto

Como antes de nacer.
Como después de conocerte.
Como antes de morir.
Como después de conocerte.

Es así, Ojitos. Con vos acá todo suena perfecto

No hay comentarios: