martes, 3 de noviembre de 2009

Tengo ganas...

Tengo ganas de regalarte una canción que con su melodía sólo pueda acariciarte.
Tengo ganas de regalarte una cena sin platos, sin copas, sin manteles, con tu sombra decorando el parquet.
Tengo ganas de regalarte un verde jardín donde tus Ojitos jugueteen con ternura como sólo ellos saben hacerlo.
Tengo ganas de regalarte un cielo con nubes aún más suaves que el deslizar de tu voz en el aire.
Tengo ganas de regalarte un viento que ame arrasar con todas tus dudas.
Tengo ganas de regalarte un abrazo con un tremendo poder antitristeza.
Tengo ganas de regalarte un caramelo relleno de verdades incompletas.
Tengo ganas de regalarte miradas hasta sentir que ya no estoy donde debería estar sino donde quiero estar.
Tengo ganas de regalarte un murmullo para que se enrede en tu cuello hasta erizarte el bello.
Tengo ganas de regalarte el encierro más libre.
Tengo ganas de regalarte unos zapatos que sepan encontrar mi camino cuando te pierdas en la oscuridad de los otros caminos.
Tengo ganas de regalarte un sueño para que respires su realidad a diario.
Tengo ganas de regalarte un rompecabezas completo de sólo dos piezas.
Tengo ganas de regalarte un deseo ferviente para saciarlo con otro deseo ferviente.
Tengo ganas de regalarte un miedo y destruirlo frente a tus ojos para demostrarte que no son inmortales.
Tengo ganas de regalarte un cuento que nunca puedas terminar de leer.
Tengo ganas de regalarte ideas locas y delirios cuerdos.
Tengo ganas de regalarte suspiros para que los atajes con tu respirar.
Tengo ganas de regalarte un montón de la nada y nada del montón.

Tengo ganas de regalarte un beso. Si, un solo beso (¿para qué más?), y de inmediato clavarle una estaca en el corazón al tiempo para que abandone su absurdo pestañar.

Pero hay algo mas que quiero regalarte. Algo que me da más ganas, muchas, muchísimas más ganas que todas la anteriores.
¿Sabés que es?

Tengo ganas de hablarte de mis ganas al oído.
Y acabo de hacerlo.