Hoy es uno de esos días
donde los agujeros absorben mis ideas
y el plato urbano goza con mis dudas
Masticar los golpes del viento
es la maldición que me arruga los huesos.
Ven dentro mío y observa morir los jardines.
Todo se hace un nada vibrante,
es la paz de las colinas ignoradas.
Miéntete como el sol lo hace cada noche,
suda hielo cual miedo genial.
Lame el suelo como un sordo sonido de un quiebre,
siente el cielo agrietarse por las garras del invierno
Ser yo sin canción o balada que lo desmienta,
sin cortejo varonil,
sin nómades consuelos,
sin caminos ahuevados
que llegan al fondo de una razón descascarada.
El húmedo Dr. Fuego se abraza egocéntrico
respirando todo el humo de la brasa,
sin dominio de si salta y puntea la misma ola
(el polvo se hace polvo).
El cuerpo del delito es mi piel
virando en diagonal con la vida.
Destroza el tiempo y vuelve sobre si
con su veneno más fuerte.
(¿Sabes que las palabras lubrican mejor el derrame del dolor
y le dan mucha miel a la imaginación?).
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