Sos el viento intenso que corrió a tiempo
Sos el viento cálido que corrió a tiempo
Ráfagas de aire puro a tiempo
Sin saber de senderos, dibujaste uno
sobre la arena que rodeaba mis pies.
Creíste en un blanco convencido de ser negro
que recibía mudo e inerte los balazos del mundo
pegando fuerte y salpicando de dolor mi cuerpo.
Por eso:
No creo en dueños que no reclaman lugares.
No creo en selvas prolijas y estéticas, sin manchas, con sedas.
No creo en el amor invencible de un ombligo y una pelvis.
No creo en boquitas pintadas, ni en narices con suaves peñascos plásticos
Ni en ojos meteorológicos ni en cabellos añadidos
A Dios que no creo en ellos.
A Dios que crea en ti.
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