Tiempo,
para volver a armar las estructuras.
Para volver a confiarles tus ropas.
Tiempo,
para lavar, planchar, doblar y guardar los recuerdos.
Y sus secretos.
Tiempo,
para creer en la verdad de las decisiones tomadas.
En su realidad.
Tiempo,
para que las llagas de tu piel desaparezcan.
Para acariciar.
Tiempo,
para volver a oler los colores y volver a ver los aromas.
Y a saborearlos.
Tiempo,
para oír llantos sin planificar estrategias para no oírlos.
Para consolarlos y consolarte.
Tiempo,
para volver a mirar el reloj y alegrarte una hora antes.
De todo y con todo.
Tiempo,
el que no te perdona, pero que vuelve a confiar en vos.
Como hoy
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